Hace unas semanas The Man from Apatzingán decide que va a arreglar un jardín.
Armado con su confiable machete, procede a rebanarse el pulgar.
Como no se cayó el pedazo, no hace falta ir al médico, pero está sangrando mucho y quiere seguir trabajando en el jardín.
Haciendo gala de su imaginación y creatividad, se pone un condón en el dedo y sigue con las labores jardinerezcas.
En la noche se quita el condón, pero para que no le moleste el dedo, se pone una taparrosca como protección.
Tres semanas después, aquí tienes la evidencia de que ciertos métodos curativos extremos funcionan:
2 comentarios:
Me encantó cómo lo narraste hahahahahaha.
Te has ganado un lector =)
Auch!! me dolió más a mi, cuando lo leí. aaaauuwwwww.
Jajajajaja pero que imaginación y practicidad, para utilizar lo que se tiene a la mano. :p
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