31 octubre 2009

La Gran Conversación

Una conversación de 24 años
Apareció de repente en un montón de cajas, y vivió en mi recámara varios años, hasta que me casé.

Una vez instalados en nuestro departamento, le adecuamos un lugar donde adornaba e invitaba a la consulta, cosa que yo hacía en ocasiones por necesidad y otras -la mayoría- por simple y llana curiosidad.

En la siguiente mudanza también tuvo un lugar preferencial, pero eventualmente llegamos a donde no había suficiente espacio y tuvo que distribuirse en varias habitaciones y muebles.

Así, lenta e inexorablemente, la alcanzó el destino.  Con difícil acceso y además "estática", su fin era evidente. 

En algún momento de apuro financiero intenté venderla, pero la arrogancia y desprecio mercenario de los comerciantes me repugnó.
En una escuela me dijeron "que muchas gracias por el ofrecimiento, pero si es muy vieja, mejor no gracias".

Nunca discutí que había pasado su tiempo, pero me obsesioné con la idea de que podía seguir contribuyendo en alguna parte, y finalmente encontré donde.

¿Cómo es posible despedirse de un objeto inanimado con un nudo en la garganta?
La respuesta es sencilla: por el significado y simbolismo que le asigna uno a las cosas con el correr de los años.  Era uno de los pocos objetos que áun conservaba, que coincidieron en el tiempo y el espacio con mis padres.

Creo que ellos (mis padres) aprobarán su destino, pues su filosofía siempre fue que "un libro es para leerlo".  En el seminario de Toluca no sé si le darán mucho o poco uso, pero es un lugar hermoso, con mucha luz y árboles; es un buen hogar.

La Gran Conversación
La Enciclopedia Británica trae una colección compañera de "los grandes autores del mundo occidental", y el primero volumen explica "la Gran Conversación" que tiene lugar entre las ideas, los  autores y los libros en el tiempo, pues siempre hay referencias entre ellos.

La Británica después de varios años en mi hogar ya había enmudecido.  Me alegro de haberle ayudado a reincorporarse a la Gran Conversación.


4 comentarios:

Ivanius dijo...

Larga vida al libro, con el ropaje que sea.

Un abrazo.

Bondarenko dijo...

Las enciclopedias fueron compañeras inseparables de nuestros estudios.

Ella fueron mudos testigos de nuestro paso por las sumas y restas, quebrados, ecuaciones de primer grado, diferenciales, integrales.

En ellas vertimos las mentadas a los mastros, refunfuños a los padres y suspiros por los primeros amores.

¿Como no ha de doler separse de compañeras tan entrañables?

Eduardo Llaguno dijo...

RIP. Creo que si se entiende el espíritu de una enciclopedia, no habrá que asignarle vida para ver que ha evolucionado a algo mejor, aun si ser de papel. El apego a los libros sin duda les confiere alma, una que no tendrían sin ese apego y que nunca muere aunque sean quemados.

Ferran dijo...

No estoy seguro... Yo hubiera llorado semejante despedida, para mi una enciclopedia vale mucho, y si es antigua mejor, es como una ventana al pasado... Pero no creo que la sepan valorar en su nuevo hogar, de eso no estoy seguro.

Saludos